-Un hotel céntrico, sin aparcamiento propio, pero hay uno muy cerca y además no es difícil aparcar cerca, siendo posible olvidarte del coche durante toda la estancia en la ciudad. - El personal es amable y atento. -La habitación es pequeñita, coqueta, singular y sin mucha luz. -Dispone de ducha, no de bañera, en un aseo de paredes de cristal que aligera y agranda el espacio. -Es un hotel muy silencioso, no en vano, la zona es prácticamente peatonal en su totalidad y no hay bares cerca. -Altamente recomendable.
Tómese un viaje a Japón o, en su defecto, una sopa castellana