Nuestro segundo desayuno del día
¿Seguridad laboral?
Como amantes del pescado japonés, no podíamos perdernos la visita a la lonja de pescado de Tokyo, una de las mayores del mundo, así que madrugamos de verdad, y alrededor de las siete ya estábamos allí, demasiado tarde para ver algunas cosas, pero lo suficientemente temprano como para hacernos una idea de su embergadura. Disfrutamos muchísimo entre diferentes variedades de pescados y mariscos, la verdad que molestaríamos un poco, porque los trabajadores tienen que ir sorteando a todos los turistas como nosotros y no me extrañaría que en un momento dado, prohiban el paso, porque llega a ser hasta peligroso cuando van con los tractorcillos llevando el material y tú por enmedio.
Allí mismo desayunamos en un puesto que había dentro, un poco de pescado rebozado que nos entregaron dentro de una bolsa de plástico, y ya en el exterior, nos dimos el lujazo de ir a un bar con muy buena pinta a hartarnos de atún fresco (maguro) , lo probamos de todas las clases: graso, semigraso, etc y ¡ah! como disfrutamos.
De allí, nos dirigimos a Ginza, con nuestros bajos de los vaqueros mojados de la lonja, o sea, un poco guarrillos, y sin más, nos plantamos en la cafetería café Doutour (superpija y llena de gente muy arreglada) en un primer piso de uno de los barrios más "cool" de todo Tokyo, y como todavía era temprano para ver tiendas, desayunamos por tercera vez, pero ahora, un café con leche y un dulce occidental. Mereció la pena porque cogimos mesa en la ventana y podíamos ver como despertaba el barrio y se empezaba a llenar de gente, muy bien vestida, llena de bolsas y con prisas.
Justo enfrente estaba el edificio de una marca de coches de fórmula 1, así que entramos a curiosear y después estuvimos de centros comerciales toda la mañana. Ese día acabamos comiendo en un chino aparentemente lujosillo pero de calidad media, fue así porque el resto de los sitios o estaban llenos o estaban ya cerrados ( a veces, se nos olvidaba que ellos comen más temprano). Luego fuimos al Big camera, más compras, y risas porque probamos unos sillones relajantes que eran la bomba. ¡con un sillón de esos en casa y un water toto, uno ya no tendría ganas de salir a la calle para nada!
Por la noche, cenamos en el barrio de Ueno y entramos en un restaurante de sushi giratorio pero no mereció nada la pena, ¡ya empezábamos a diferenciar el pescado fresco del que no lo era tanto!!!
¿Seguridad laboral?
Como amantes del pescado japonés, no podíamos perdernos la visita a la lonja de pescado de Tokyo, una de las mayores del mundo, así que madrugamos de verdad, y alrededor de las siete ya estábamos allí, demasiado tarde para ver algunas cosas, pero lo suficientemente temprano como para hacernos una idea de su embergadura. Disfrutamos muchísimo entre diferentes variedades de pescados y mariscos, la verdad que molestaríamos un poco, porque los trabajadores tienen que ir sorteando a todos los turistas como nosotros y no me extrañaría que en un momento dado, prohiban el paso, porque llega a ser hasta peligroso cuando van con los tractorcillos llevando el material y tú por enmedio.
Allí mismo desayunamos en un puesto que había dentro, un poco de pescado rebozado que nos entregaron dentro de una bolsa de plástico, y ya en el exterior, nos dimos el lujazo de ir a un bar con muy buena pinta a hartarnos de atún fresco (maguro) , lo probamos de todas las clases: graso, semigraso, etc y ¡ah! como disfrutamos.
De allí, nos dirigimos a Ginza, con nuestros bajos de los vaqueros mojados de la lonja, o sea, un poco guarrillos, y sin más, nos plantamos en la cafetería café Doutour (superpija y llena de gente muy arreglada) en un primer piso de uno de los barrios más "cool" de todo Tokyo, y como todavía era temprano para ver tiendas, desayunamos por tercera vez, pero ahora, un café con leche y un dulce occidental. Mereció la pena porque cogimos mesa en la ventana y podíamos ver como despertaba el barrio y se empezaba a llenar de gente, muy bien vestida, llena de bolsas y con prisas.
Justo enfrente estaba el edificio de una marca de coches de fórmula 1, así que entramos a curiosear y después estuvimos de centros comerciales toda la mañana. Ese día acabamos comiendo en un chino aparentemente lujosillo pero de calidad media, fue así porque el resto de los sitios o estaban llenos o estaban ya cerrados ( a veces, se nos olvidaba que ellos comen más temprano). Luego fuimos al Big camera, más compras, y risas porque probamos unos sillones relajantes que eran la bomba. ¡con un sillón de esos en casa y un water toto, uno ya no tendría ganas de salir a la calle para nada!
Por la noche, cenamos en el barrio de Ueno y entramos en un restaurante de sushi giratorio pero no mereció nada la pena, ¡ya empezábamos a diferenciar el pescado fresco del que no lo era tanto!!!
Comentarios