RUINAS DE TULUM:
Hoy hemos ido a las ruinas de Tulum y bien temprano, sobre las 9.30 he encontrado mi montaña mágica dentro del Caribe, menudo baño, qué sueño hecho realidad, qué modo de cargarme de energía positiva.
Por la noche, tras una agradable tarde de descanso, fuimos a cenar al restaurante a la carta Alerquín, cuya carta podemos ver a continuación:
Este fue un aperitivo cortesía del chef por la tardanza, ese día estaban a tope, debe de ser uno de los restaurantes más solicitados del hotel:
Esta fue el cappucino de Portobello que me pedí, se puede ver la espuma de leche por encima:
Estos fueron nuestros entrantes, aquí no había buffet como en otros de los restaurantes a la carta en los que estuvimos, parecía un poco más selecto.
La tarta de tomate:
Otro de los entrantes:
A continuación, los primeros platos:
El solomillo de res, tiernísimo:
El mero, estaba buenísimo, pero incluso lo mejor fue el rissoto:
Los postres tenían muy buena pinta pero no llegué a probarlos, en cuanto al vino de la casa, una vez más no era mínimamente aceptable, por todo lo demás, el restaurante mereció la pena, con tormenta incluida en la que parecía que se acababa el mundo hasta que en menos de cinco minutos paró.
Hoy hemos ido a las ruinas de Tulum y bien temprano, sobre las 9.30 he encontrado mi montaña mágica dentro del Caribe, menudo baño, qué sueño hecho realidad, qué modo de cargarme de energía positiva.
Por la noche, tras una agradable tarde de descanso, fuimos a cenar al restaurante a la carta Alerquín, cuya carta podemos ver a continuación:
Este fue un aperitivo cortesía del chef por la tardanza, ese día estaban a tope, debe de ser uno de los restaurantes más solicitados del hotel:
Esta fue el cappucino de Portobello que me pedí, se puede ver la espuma de leche por encima:
Estos fueron nuestros entrantes, aquí no había buffet como en otros de los restaurantes a la carta en los que estuvimos, parecía un poco más selecto.
La tarta de tomate:
Otro de los entrantes:
A continuación, los primeros platos:
El solomillo de res, tiernísimo:
El mero, estaba buenísimo, pero incluso lo mejor fue el rissoto:
Los postres tenían muy buena pinta pero no llegué a probarlos, en cuanto al vino de la casa, una vez más no era mínimamente aceptable, por todo lo demás, el restaurante mereció la pena, con tormenta incluida en la que parecía que se acababa el mundo hasta que en menos de cinco minutos paró.
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