Día en bicicleta por Kyoto y festival de las linternas por la noche:
Templo Heian-Jingu
Interior del templo con dos chicas vestidas con sus kimonos
El décimosegundo día, sábado, alquilamos detrás del hotel, un par de bicicletas y nos fuimos a recorrer el sudeste de Kyoto, el primer templo que visitamos fue el Heian-Jingu en cuya entrada en el lado izquierdo, hay unos cuantos puestos, no más de 6 o 7, donde venden souvenirs y justo delante de la entrada hay un torii gigante. El templo no es gran cosa pero nos sirvió de primera parada para no hacer toda la ruta de un tirón.
Ofrendas de sake en la entrada del templo
Jardín del Pabellón de plata
A continuación, fuimos tras dejar las bicis al principio de una larga cuesta llena de tiendas, al Pabellón de Plata o Ginkakuji Temple (500yenes/persona) que estaba en obras, así que paseamos por el jardín y poco más.
Útiles de caligrafía del Pabellón de Plata
Cuesta para acceder al Pabellón de Plata
Al bajar, curioseamos y compramos por las tiendas y como ya era un poco tarde, paramos allí mismo a comer aunque sabíamos que sería comida para turistas pero no nos quedaba más remedio por si después ya no encontrábamos ningún sitio abierto, efectivamente, el local no era gran cosa ni la comida tampoco, pero llenamos el estómago y a seguir pedaleando, ahora por el camino de la filosofía o Tetsugaku-no-michi, lo cual es altamente recomendable.
Parte de nuestra comida
El otro menú
Y llegamos al complejo de templos Nanzen-ji con su imponente puerta de madera San-mon de dos pisos a la cual pasamos de subir pues costaba 500 yenes y no ofrecía nada interesante que no se pudiera ver desde el exterior.
Complejo de templos Nanzen-ji
Cementerio del complejo
La joya oculta del complejo
Detrás de la puerta, está el Hojo (1000 yenes/persona) un vestíbulo que contiene impresionantes jardines de piedras y biombos con pinturas de tigres. Después a la derecha de un acueducto, estaba el Nanzen-in (300yenes) que según la guía Lovely Planet tenía un bonito estanque en forma de corazón ¿cómo?
Y para finalizar, subimos a ver lo que la dichosa guía llamaba la joya oculta del complejo: el Nanzen-ji Oku-no-in que ni siquiera salía en el plano que nos dieron al entrar. Y se trataba de una especie de cascada natural en la que los fieles podían ducharse para purificarse completamente tras una cortinilla.
Río que atraviesa Kyoto y donde se reúne la gente joven
Vista de una de las calles principales de Kyoto desde la Yasaka puerta
Farola
Vistas de Kyoto desde lo alto del Kiyomizu Dera iluminado
Volvimos a por las bicis y regresamos a la cidudad porque enseguida iba a ver una ruta guiada por los templos de Kyoto y queríamos hacerla ya que imaginábamos que iba a merecer la pena para poder ver más en menos tiempo. En este viaje tuvimos la suerte de estar en Kyoto en la única semana del año que abren algunos templos por la noche y los iluminan con farolas. La verdad es que era precioso aunque la guía hablara en inglés y hubiera sido prescindible. Habíamos leido en los folletos que llevaban toda la semana repartiendo que la guía estaría en la puerta Yasaka y hasta allí fuimos, lo primero que hicimos fue ver el templo Yasaka-jinja con muchas flores (ikebara) expuestas para la ocasión. Y acabamos en el Kiyomizu Dera que es un complejo con un templo con un balcón de madera mil veces fotografiado pero no por ello menos impactante. Por el camino, rodeados de cientos de turistas subimos por una cuesta repleta de tiendas de souvenirs que al día siguiente veríamos de día.
Templo Heian-Jingu
Interior del templo con dos chicas vestidas con sus kimonos
El décimosegundo día, sábado, alquilamos detrás del hotel, un par de bicicletas y nos fuimos a recorrer el sudeste de Kyoto, el primer templo que visitamos fue el Heian-Jingu en cuya entrada en el lado izquierdo, hay unos cuantos puestos, no más de 6 o 7, donde venden souvenirs y justo delante de la entrada hay un torii gigante. El templo no es gran cosa pero nos sirvió de primera parada para no hacer toda la ruta de un tirón.
Ofrendas de sake en la entrada del templo
Jardín del Pabellón de plata
A continuación, fuimos tras dejar las bicis al principio de una larga cuesta llena de tiendas, al Pabellón de Plata o Ginkakuji Temple (500yenes/persona) que estaba en obras, así que paseamos por el jardín y poco más.
Útiles de caligrafía del Pabellón de Plata
Cuesta para acceder al Pabellón de Plata
Al bajar, curioseamos y compramos por las tiendas y como ya era un poco tarde, paramos allí mismo a comer aunque sabíamos que sería comida para turistas pero no nos quedaba más remedio por si después ya no encontrábamos ningún sitio abierto, efectivamente, el local no era gran cosa ni la comida tampoco, pero llenamos el estómago y a seguir pedaleando, ahora por el camino de la filosofía o Tetsugaku-no-michi, lo cual es altamente recomendable.
Parte de nuestra comida
El otro menú
Y llegamos al complejo de templos Nanzen-ji con su imponente puerta de madera San-mon de dos pisos a la cual pasamos de subir pues costaba 500 yenes y no ofrecía nada interesante que no se pudiera ver desde el exterior.
Complejo de templos Nanzen-ji
Cementerio del complejo
La joya oculta del complejo
Detrás de la puerta, está el Hojo (1000 yenes/persona) un vestíbulo que contiene impresionantes jardines de piedras y biombos con pinturas de tigres. Después a la derecha de un acueducto, estaba el Nanzen-in (300yenes) que según la guía Lovely Planet tenía un bonito estanque en forma de corazón ¿cómo?
Y para finalizar, subimos a ver lo que la dichosa guía llamaba la joya oculta del complejo: el Nanzen-ji Oku-no-in que ni siquiera salía en el plano que nos dieron al entrar. Y se trataba de una especie de cascada natural en la que los fieles podían ducharse para purificarse completamente tras una cortinilla.
Río que atraviesa Kyoto y donde se reúne la gente joven
Vista de una de las calles principales de Kyoto desde la Yasaka puerta
Farola
Vistas de Kyoto desde lo alto del Kiyomizu Dera iluminado
Volvimos a por las bicis y regresamos a la cidudad porque enseguida iba a ver una ruta guiada por los templos de Kyoto y queríamos hacerla ya que imaginábamos que iba a merecer la pena para poder ver más en menos tiempo. En este viaje tuvimos la suerte de estar en Kyoto en la única semana del año que abren algunos templos por la noche y los iluminan con farolas. La verdad es que era precioso aunque la guía hablara en inglés y hubiera sido prescindible. Habíamos leido en los folletos que llevaban toda la semana repartiendo que la guía estaría en la puerta Yasaka y hasta allí fuimos, lo primero que hicimos fue ver el templo Yasaka-jinja con muchas flores (ikebara) expuestas para la ocasión. Y acabamos en el Kiyomizu Dera que es un complejo con un templo con un balcón de madera mil veces fotografiado pero no por ello menos impactante. Por el camino, rodeados de cientos de turistas subimos por una cuesta repleta de tiendas de souvenirs que al día siguiente veríamos de día.
Comentarios
bjao
No sabia si ese blog pequeñito que vi iba a salir adelante, pero os ha quedado genial.
Mis felicitaciones